Maldito estrés: Cómo vivir más relajados
Maldito estrés: Cómo vivir más relajados
Vivimos sometidos a muchas exigencias y obligaciones. Estar inmersos en la actividad diaria perjudica a nuestro organismo y altera nuestro estado de ánimo. El estrés es el origen de muchas enfermedades y trastornos emocionales y mentales. A continuación te explico en qué consiste esta lacra de la sociedad moderna y cómo podemos librarnos de él para conseguir un buen equilibrio emocional y vivir más felices.
Podemos describir el estrés como la reacción fisiológica que el organismo manifiesta ante una situación que se interpreta como una amenaza y en la que intervienen varios mecanismes de defensa para afrontarla. Digamos que representa una respuesta natural y absolutamente necesaria para la supervivencia y produce una activación completa del organismo.
Si esta respuesta es excesiva o continua se genera una sobrecarga tensional que perjudica a las funciones normales del cuerpo humano ya su desarrollo.
El estrés natural, esta reacción ante amenazas, exigencias y demandas de nuestro entorno, es un recurso adaptativo del ser humano ya que es útil para sobrevivir en situaciones difíciles, superar adversidades del dia a dia y adaptarnos a los cambios del mundo que nos rodea.
Cuando nos damos cuenta de que nuestros recursos y nuestras capacidades no son suficientes para afrontar estas situaciones es cuando el estrés se convierte en algo realmente perjudicial.
¿Estrés o ansiedad?
A menudo se confunde el estrés con la ansiedad ya que sus síntomas y respuestas físicas, emocionales y de conducta son similares. Es importante distingir los términos: el estrés decimos que aparece ante un estímulo que amenaza nuestra vida y, con el tiempo, va disminuyendo de intensidad si la amenaza desaparece. Cuando la intranquilidad y el desasosiego permanecen aunque el estímulo estresante ya no exista, nos invade la ansiedad.
Si no hay una exigencia ni dificultades claras a nuestro alrededor y seguimos estando en alerta con una evidente alteración nerviosa y mental diremos que estamos afectados por la ansiedad. En este caso nos sentimos en peligro aunque no sabemos el origen del estímulo y si realmente existe.
Los efectos del cortisol
El estrés produce una hormona llamada cortisol que funciona como neurotransmissor y da la información a nuestros tejidos, órganos, articulaciones, etc., para que se pongan alerta y en marcha ante la amenaza que nos acecha.
Esta hormona, fruto de las situaciones de tensión, es beneficiosa en pequeñas cantidades para solucionar nuestros problemas y evitar peligros pero en grandes dosis puede provocar hipertensión, enfermedades autoinmunes, diabetis y la exposición continua a sus efectos ocasiona úlceres, trastornos digestives e, incluso, infartos.
Son claras evidencias de altos niveles de cortisol el continua un estado de cansancio y agotamiento prolongado, el insomnio, la falta de sentido del humor y la irratibilidad.
Clases de estrés
Muchos especialistas hacen distinción entre un estrés positivo (Eustrés) y otro negativo (Distrés).
El eutrés o estrés positivo tiene lugar cuando nuestra reacción nos permite superar con éxito una situación difícil. Es una respuesta deseable y necesaria que amplia nuestros recursos y activa nuestras habilitades para afrontar desafíos que nos parecen excitantes o necesarios. Este tipo de estrés es indispensable para nuestro aprendizaje y nuestra evolución personal, aumenta nuestra actividad física, ingenio, capacidad memorística y nuestra creatividad.
Algunos ejemplos de eustrés es el que se origina cuando nos preparamos para un duro examen, para participar en una competición deportiva o para hablar en público.
El distrés o estrés negativo ocurre cuando nuestra respuesta es excesiva y desproporcionada respecto al estímulo que la provoca. Esta reacción se convierte en algo desagradable y dañino a medio y largo plazo. El esfuerzo que nuestro cuerpo debe realizar para superar la situación conflictiva es enorme lo que nos genera más estrés, sufrimiento y agotamiento personal.
Sucede, por ejemplo, ante impactos intensos como accidentes, rupturas sentimentales, pérdidas y otras situaciones en las que gestionamos inadecuadamente las emociones asociadas a la experiencia negativa.
Es inútil ignorar el estrés, más bien puede intensificarse más si lo hacemos pues el organismo tiene la necesidad de solventarlo para continuar funcionando en óptimas condiciones. Debemos reconocerlo y aceptarlo pues forma parte de nuestros recursos particulares, en todo caso nuestra labor será la de reducirlo a niveles de tolerancia más aceptables. Si partimos de la base que las causas del estrés son múltiples, espontáneas y continuas, no podemos, evidentemente, hacerlas desaparecer. Sencillamente, podemos limitarnos a que nos afecten lo menos posible y paliar sus efectos en nuestro organismo y en nuestro estado de ánimo.
Cómo reducir el estrés
De entrada, deberíamos ser capaces de reconocer nuestras limitaciones ante las situaciones de exceso de trabajo y ser capaces de rechazar lo que no podemos asumir. Si creemos o sentimos que las tareas nos van a sobrepasar, tenemos que aceptar que no vamos a dar abasto y pedir ayuda. Es importante saber decir que no para vivir sin estrés, expresar lo que sentimos y, si nos encontramos mal, comunicarlo a las personas más cercanas de nuestro entorno personal. Desahogarse es el primer paso para desestresarse
Hay varias actividades que te pueden ayudar a bajar el nivel de estrés en el caso de que veas en ese estado de intranquilidad y agobio que afecta a todo tu organismo. Algunas de ellas son:
- Ocúpate en actividades creativas que requieren atención. Los juegos, los pasatiempos y el arte son fundamentales para mantener la mente entretenida y divertida y evitar las preocupaciones. Dedica un tiempo, por ejemplo, a las manualidades.
- Haz ejercicio físico. El deporte, el baile y cualquier otra actividad que requiere movimiento corporal ayuda a descargar adrenalina, toxinas y energía acumulada en el proceso de estrés al tiempo que permiten conciliar el sueño.
- Practica la respiración consciente y la meditación. Es ideal conectar con el cuerpo y el momento presente a través del ejercicio de la respiración en atención plena al estilo de Mindfulness. Con esta actividad de forma continua, desconectarás de los pensamientos relacionados con el pasado y las proyecciones hacia el futuro que te mantienen en un estado permanente de desasosiego y nerviosismo. La meditación es altamente recomendable en momentos de estrés ya que permite relajar la mente y restablecer el cuerpo para retomar las tareas diarias.
Alberto Lozano
- Compartir:
Puede que te guste también...

La increíble máquina de la mente
- mayo 18, 2020
- por Alberto
- en Crecimiento personal

Padre y madre: éxito y abundancia

Las heridas del niño interior y las relaciones
