Todos los sueños se convierten en realidad
Todos los sueños se convierten en realidad

Más de una vez habrás pensado que es una patraña inventada por algún soñador o una persona con mucha fe que no tiene ninguna consistencia en la vida real.
Total, ¿cuántas cosas fantásticas habrás planeado en tu vida y no han sucedido?
¿Cuántas ilusiones y deseos has tenido que no se han materializado? Muchos, seguro. La verdad es que a veces da la sensación de que lo que se convierten en realidad son las pesadillas antes que los sueños pues la vida nos ofrece innumerables dificultades y problemas.
Bromas aparte, es cierto que nos suceden muchas cosas que no esperamos y lo que realmente anhelamos a menudo tarda en llegar a nuestra vida o no lo hace nunca.
Eso no significa que la vida nos niegue lo que necesitamos ni lo que le reclamamos desde el deseo o la necesidad. Al contrario, el Universo está esperando que le pidas lo que quieres para ponerlo a tu disposición, mereces todo lo que deseas y eso es indiscutible.
Es posible que lo que no funcione es la manera en que lo pides y en la intensidad que le pongas a tu deseo, es decir, la forma en que “sueñas” lo que quieres para que se convierta en realidad.
Es posible que hayas leído el libro de El secreto y practicado ejercicios relacionados con la Ley de la Atracción . Sin duda alguna, son recursos muy interesantes que han ayudado a miles de personas a cumplir sus deseos y a conseguir grandes riquezas y logros en muchos casos.
Sin embargo, a muchas otras personas no les ha funcionado en absoluto, lo que les ha llevado a pensar que son teorías engañosas y fraudulentas.
Su eficacia está demostrada desde hace miles de años ya que los fundamentos nacen de ideas ancestrales y planteamientos filosóficos de grandes sabios de la Historia como Platón y Aristóteles, de ritos ancestrales de chamanes de varios continentes y de preceptos de religiones tan antiguas como el budismo y el hinduismo, por ejemplo.
Te contaré una historia personal. Hace unos años, cuando trabajaba en una gran empresa industrial, un colega que impartía clases en una academia de formación de una localidad cercana me animaba a entregar mi currículum para que me ofreciese a dar clases allí. Aunque me había formado para la docencia no me sentía preparado y rechacé la propuesta.
Aunque mi mente me mostraba una cierta seguridad y temor a fracasar, interiormente sentía que era uno de mis grandes inquietudes así que lo grabé como un sueño a conseguir a largo plazo.
Años más tarde, a través de un compañero de profesión, recibí la llamada del director de una academia interesado en que yo diese clases en su centro. Ante mi más absoluta sorpresa, descubrí que era la misma academia que mucho tiempo atrás había descartado.
En esa ocasión me di cuenta, como en otras experiencias de mi vida, que lo que deseamos intensamente queda grabado en nuestro subconsciente y si no perdemos la ilusión por conseguirlo tarde o temprano se convierte en realidad.
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